La meditación es una actividad muy sencilla y placentera, pero requiere de mucha concentración, la cual parece imposible de alcanzar
por el nivel de estrés que tenemos.
Contrario a lo que muchos llegamos a pensar, la meditación no es llegar a elevar la mente o lograr un estado de hipnosis. Es una práctica de concentración y de atención, que consiste en alterar nuestro estado de conciencia para desocupar la mente de pensamientos, experimentar calma, tranquilidad y hacer contacto con el alma.
Meditar es una actividad placentera y sencilla, pero requiere de práctica y paciencia para lograr llegar al grado de concentración que requiere y absorber los beneficios que le brinda a nuestra salud, como:
* Incrementar las emociones positivas
*Aumenta las conexiones sociales
*Estimula el sistema inmunológico
*Disminuye dolores e inflamaciones
*Mejora la memoria y la atención
*Elimina la ansiedad, el estrés y la depresión
El ritmo de vida tan acelerado que tenemos nos hace pensar que no hay tiempo para sentarnos y simplemente no hacer nada, incluso nuestra mente está tan acostumbrada a tratar problemas difíciles y a pensar en todas las actividades que tenemos pendientes, que hemos olvidado cómo responder a las cosas simples de la vida. Cuanto más sencilla es una cosa, más difícil le parece a la mente procesar.
Seguramente has experimentado que en el momento en que te das un tiempo para meditar te es imposible concentrarte y relajar la mente, y en lugar de darte un espacio para desestresarte y relajarte, utilizas ese momento para buscarle una solución a tus problemas, olvidando el objetivo de la meditación.
Para ayudarte a que logres una meditación exitosa, te doy unos sencillos consejos que te serán muy útiles:
Asigna un momento y un lugar: el cuerpo funciona de manera diferente basado en el horario y hábitos que tenemos, así que date un espacio a tu práctica y asegúrate de no tener interrupciones.
La comodidad es la clave: la forma más común es en la postura de loto o medio loto, pero debes tener en cuenta que hay que estar lo suficientemente cómodo para poder relajarte, así que opta por la posición que más te acomode.
Aprende a respirar: la respiración es esencial para lograr un nivel profundo de relajación, para renovar la energía del cuerpo, aportar oxígeno a los órganos internos y especialmente al cerebro.
No te desesperes: no fuerces tu mente a pensar en algo, respira y trata de concentrarte solo en la respiración y deja que tu mente se tranquilice poco a poco.
Elimina los distractores: aleja tu celular, el teléfono, la computadora, y todos los aparatos que puedan distraerte de la sesión.
Utiliza accesorios para relajarte: la música de meditación o clásica, las velas pueden inducirte más rápido a un estado de concentración.
Establece una rutina: es recomendable meditar siempre a la misma hora y en el mismo lugar, de esta manera, se va creando una costumbre para entrar en un periodo de calma y llevar una vida con menos estrés.
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