El tiempo es una abstracción que determina nuestra vida, y es a través del tiempo,
que en esta puesta en escena nos quedan claros los sucesos que llevan a los personajes a vivir una experiencia extrema, que sin duda, habrá de modificar sus vidas.
Bajo la dirección de Eliezer A. Gormezano, y teniendo como leitmotiv la aparición de un reloj, en el que las manecillas corren en sentido contrario al común, se dejó claro que lo que el público presenciaría sería una suerte de flashback que diseccionará la situación que orilla a Ignacio, personaje protagónico de la obra, a replantear toda su situación, su propia historia y lo que será su futuro a partir de un hecho en el que se ve involucrado: es acusado de una violación. Esta es la premisa que se propone y que se plantea con un inteligente juego con el pasado, en donde en cada cuadro la aparición del reloj nos pone en la situación anterior al presente, en el que la obra inicia y de a poco se va desgranando la relación con su esposa Rosa y con su hermana Isabel, en las que de una manera sutil se exhiben conflictos, sueños, anhelos y posturas, que se ven trasgredidas por la acusación.
Finalmente, Ignacio se ve orillado a aceptar su condición, y al público se le permite ver como todo ello fractura y debilita la relación de la pareja.
El montaje nace de una visión y de una propuesta bien construida por el director; los actores cumplen adecuadamente con sus papeles; sin embargo, el actor que representa Ignacio en ocasiones se ve rebasado por la historia, tal vez requeriría un trabajo que exigiera más de su proceso interior.
De cualquier modo, Se están equivocando, es una obra que expone de manera efectiva el conflicto que nace de una suposición.