La sabiduría judía está repleta de comparaciones entre el pueblo judío y los árboles y los frutos de Israel.

También nos alienta a aprender la perfección del carácter al observar a nuestros amigos del bosque. Por eso ahora que es Tu BiShvat (15 de shvat), el año nuevo de los árboles, es un buen momento para analizar estas diez gemas verdes.

  1. Sé diligente como un almendro El almendro es el símbolo de Tu BiShvat, el primer árbol que florece, siempre en el momento preciso. Su cualidad esencial queda encapsulada en su nombre hebreo: shaked, que deriva del verbo lishkod, que significa ser diligente. En hebreo, un shakdan es alguien que siempre es confiable, puntual y diligente.
  1. Encuentra la dulzura de la vida incluso en los momentos amargos Si alguna vez visitaste Israel, debes haber prestado atención que la palmera es uno de los pocos árboles que pueden florecer en cualquier parte, incluso en los pantanos salados del mar Muerto, donde no crece nada más. De hecho, Israel produce un tercio de sus cosechas de dátiles en las costas del mar Muerto. ¿Y qué producen esos dátiles? ¡Miel! La cosa más dulce que existe. Al escribir sus Salmos, el rey David se inspiró en estos árboles: “Un hombre justo florecerá como una palmera”. Incluso si te encuentras en los lugares más amargos, mantente de pie, apégate a tus valores y comparte parte de tu dulzura para que otros puedan disfrutarla.
  1. ¿Un nacimiento en medio del invierno? La nueva vida está a la vuelta de la esquina Al igual que los árboles, todos pasamos nuestro propio invierno personal cuando sentimos que la productividad disminuye. ¿Cómo retornar a la vida? Ahora los árboles pueden parecer desnudos y muertos, pero no te engañes: la savia ya está subiendo por el tronco del árbol y las primeras señales de vida ya están por aparecer. Puede ser que todavía no veamos frutos, pero la inspiración está allí. Tu BiShvat nos enseña que mientras nos mantengamos conectados, sedientos de inspiración a lo largo del invierno, una nueva esperanza y una vida nunca están demasiado lejos.
  1. Los tiempos difíciles sacan lo mejor de nuestro ser Cuando se aplasta una aceituna, produce el aceite que ilumina el mundo. Esto nos recuerda que, aunque preferiríamos tener un camino suave y tranquilo por la vida, los desafíos a menudo sacan lo mejor de nuestro ser. El Zohar explica que el estudio de la Torá solo llega a absorberse cuando uno hace sacrificios para estudiarla. Nadie pide tener momentos difíciles, pero cuando llegan no debemos perder las esperanzas. Nunca sabemos qué luz puede llegar a emerger.
  1. La alegría a través de la humildad Las uvas producen el vino que nos trae alegría. A la uva no le importa ser aplastada, estrujada, filtrada y guardada en un barril oscuro para fermentar durante años. ¿Acaso hay otra fruta que sufra un tratamiento similar? La uva es la reina de todas las frutas precisamente por su cualidad de humildad. Un día se convertirá en vino, aumentará su precio y traerá alegría al mundo. Nuestros Sabios enseñan que bebemos vino en muchas ocasiones de la vida judía para transmitir el mensaje de humildad que se aprende de la uva. Cuando estamos dispuestos a dejar de lado nuestro ego y comenzamos a ver la vida como un regalo, la bendición que tenemos trae alegría a nuestros ojos.
  1. Nunca dejes de buscar respuestas El secreto del conocimiento es no dejar nunca de buscar. El Talmud aprende esto de la higuera, que a diferencia de otros árboles frutales madura poco a poco durante un período de tiempo. Mientras más busques más encontrarás. La Torá es un árbol de vida, mientras nos aferremos a él y estemos dispuestos a formular preguntas, siempre continuará proveyéndonos respuestas.
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