Desde homicidas hasta abusadores sexuales, los
ciudadanos menos deseados de Maryland, Montgomery, han pasado por la oficina del abogado Barry Helfand. A pesar de ello, fue necesario conocer a un adolescente para que Helfand cuestione su responsabilidad como abogado. Sebastián Espinoza Carranza de 18 años, detalló como él, junto a otros tres amigos, pintaron esvásticas, las iniciales del KKK y otros grafitis ofensivos en la fachada de la sinagoga Shaare Torá en Gaithersburg, (Washington, D.C).
Helfand, quien es judío, sabía que representaría a un neonazi, alguien que odia tanto a los judíos como para cometer un crimen contra ellos. En un caso por homicidio, Helfand dijo que aprendía sobre las víctimas, pero en este caso, Helfand, como judío, pensó: “Yo también soy víctima del crimen. Cuando atacan a un judío es como si nos atacaran a todos”.
“No creo que haya un solo judío que escuche sobre el incidente y no se sienta ofendido”, agregó. Pero Helfand mantuvo la compostura y se dio cuenta de que no conocía a Espinoza Carranza y el joven tampoco lo conocía a él. Se preguntó si el adolescente se había dado cuenta de la mezuzá en la puerta de su oficina o si sabía lo que era una mezuzá.
Asumió que la familia de Espinoza Carranza había visto su copa de Kidush o la estrella de David en la ventana, detrás de su escritorio. Pero Helfand no obtuvo una reacción- positiva o negativa- respecto a los símbolos judíos. Luego de escuchar la defensa del joven, el 7 de abril, el abogado concluyó de que “no se trataba de un antisemita, sino de un chico”.
“Es solo un joven que cometió una horrible equivocación, no es una persona horrible”, expresó y finalmente decidió representar a Espinoza Carranza, creyendo que como judío tenía que cumplir un rol fundamental. “Espinoza Carranza necesitaba una educación judía. Y si no, al menos debía aprender que los judíos tenemos compasión”, sostuvo Helfand, quien arregló una visita al Museo Memorial del Holocausto en Washington, para que su cliente “pudiera entender el impacto que tiene el símbolo nazi en el corazón de un judío”.
En septiembre, Espinoza Carranza se declaró culpable en la Corte del Condado de Montgomery, por dañar una institución religiosa y destrucción maliciosa de propiedad valuada en más de 1,000 dólares. Espinoza Carranza será sentenciado el próximo 20 de octubre, y podrá cumplir cinco meses de libertad condicional. Además de la sentencia final, como parte del arreglo con la parte demandante, Espinoza Carranza deberá visitar el museo del Holocausto nuevamente, escribir un ensayo sobre la visita y hablar con los representantes de la Congregación Shaare Torá.
Fuente: www.itongadol.com.ar