Tenemos dos tipos de sentimientos: buenos y malos. Conoces la diferencia entre ambos porque unos te hacen sentir bien y otros te hacen sentir mal. Entre estos se encuentra la depresión, la ira, el resentimiento y la culpa; estos sentimientos merman tu fuerza. Nadie puede decirte si te sientes bien o mal, ya que tú eres el único que sabe cómo te estás sintiendo en ese momento. Si no estás seguro de tus sentimientos, pregúntate: “¿Cómo me siento?” Puedes detenerte un momento y plantearte esa pregunta varias veces al día, y cada vez que lo hagas serás más consciente de cómo te sientes. Lo más importante es que sepas que es imposible sentirte mal y tener buenos pensamientos a la vez. Cerciórate de que tus pensamientos son los que provocan tus sentimientos. Si te sientes mal es porque tienes pensamientos que te hacen sentir mal.
Definitivamente, tus pensamientos determinan tu frecuencia y te dicen inmediatamente en que frecuencia estás. Cuando te sientes mal, estás en una frecuencia en la que atraes cosas malas. La Ley de la Atracción ha de responder devolviéndote más imágenes de cosas malas y que empeoran tu estado de ánimo. Cuando te encuentras mal, y no haces ningún esfuerzo por cambiar tus pensamientos para encontrarte mejor, en realidad estás diciendo: “Tráeme más circunstancias que me hagan sentir mal”.
La otra cara de la moneda es tener buenas emociones y buenos sentimientos, apreciar cuando llegan y sentirte bien. El entusiasmo, la felicidad, la gratitud, etcétera. Imagínate que puedas sentir eso todos los días. Cuando celebras los buenos sentimientos, atraes más buenos sentimientos y cosas que hacen sentirte bien. ¿Qué estás atrayendo en estos momentos? ¿Cómo te sientes?
Contéstate, di me siento bien. Pues bien, sigue así.