La milenaria, la dorada, la eterna, la ciudad cincelada en el corazón de cada judío. Nunca en la historia de la humanidad ha existido ninguna otra ciudad que tenga la magnitud y la significación de Yerushalaim.
Dijo el Rambam: “Al estar frente a tus puertas, Yerushalaim, la casa de Hashem la puerta del cielo, aquella donde fue plantada la piedra angular del mundo, de donde saldrá la Torá, la ley y el ingenio”.
Yerushalaim la celestial, la espiritual, la siempre unida a la Yerushalaim terrenal, aquella que le fue otorgada al Pueblo de Israel desde los tiempos del rey David para ser su Capital única e indivisible. El nombre mismo de la ciudad lleva en sí todo su contenido y su propósito:
YERU = Ciudad / SHALEM = SHALOM = PAZ
Yerushalaim ha sido y será la Ciudad de Oro que simboliza el espíritu de hermandad de un pueblo que la lleva siempre grabada en su mente y en su corazón.
// Jacqueline Rubinstein