//Enrique Presburger
A propósito del Día Internacional de la Mujer, vale la pena detenerse a reflexionar sobre un aspecto fundamental: ¿Cómo viven las Mujeres en México? La respuesta a esta pregunta, además de implicar patrones culturales que afectan nuestra vida familiar, que impactan directamente en el desarrollo económico, político y social del país. Estos son algunos de los datos más relevantes:
Trabajo: Del total de personas que habitan en nuestro país, 51.4 por ciento, equivalente a 61 millones, son mujeres; de las cuales 19 millones forman parte de la PEA (Población Económicamente Activa). De este número, un 44 por ciento no encuentra trabajo, y tiene una mayor propensión a trabajar en el sector informal. De las mujeres que trabajan: 76 por ciento son empleadas, 6 por ciento trabajan por su cuenta y 5 por ciento son obreras.
Equidad: Las mujeres que sí logran trabajar por otro lado, ganarán solamente de un 60 a un 75 por ciento de lo que ganan los hombres, debiendo ‘hacer espacio’, además para dedicar de 7 a 10 horas semanales adicionales a labores del hogar.
Violencia de género: En materia de vida civil, la OMS ha elaborado estudios donde indica que entre un 70 a 90 por ciento de las mujeres en México ha sufrido algún tipo de violencia de género, variando el porcentaje de acuerdo al Estado de la república. De estos casos, más de un 50 por ciento proviene de abusos por parte de miembros familiares, donde solo se denuncian entre un 10 y un 30 por ciento de los casos, también de acuerdo a la región geográfica y clase social.
Vida familiar: La edad promedio en la que se casan las mujeres es de 25 años, con un porcentaje de divorcio de 16 sobre 100. Cada mujer mexicana tiene entre 2 y 3 hijos en promedio, y aunque en México hay más de 30 millones de madres, 5.3 millones son mamás solteras, separadas o divorciadas. El promedio de vida de las mujeres en México se ha reducido de los 79 a los 75 años de edad.
Moralidad y arraigo: Como datos curiosos adicionales, sabemos que las mujeres son más propensas a pagar sus créditos en tiempo, y tienen un arraigo al hogar excepcional, donde del 85 al 90 por ciento de las madres prepara los alimentos que ingiere su familia.
Tenemos aún retos enormes en relación a la situación de nuestras mujeres en México. Integrarlas a la vida económica del país de manera digna, es un asunto de primera importancia, y de ello depende no solamente el éxito de nuestras estructuras familiares, sino nuestro progreso como país en todo sentido.
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