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Alcohol + medicamentos tranquilizantes = dueto letal

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Marilyn Monroe, Michael Jackson y Heath Ledger, son algunos de los famosos que se sabe, o se sospecha, murieron por sobredosis de medicamentos de prescripción, muchas veces en combinación con el alcohol. Sin embargo, este problema se extiende más allá de Hollywood; se estima que alrededor de 27,000 personas murieron en Estados Unidos en 2007 por sobredosis inintencionales de este tipo.
Como revisamos en artículos anteriores, un tipo de medicamentos de los que se abusa comúnmente son los tranquilizantes, que se usan principalmente para tratar los problemas de sueño y ansiedad.

Algunos de los nombres comerciales más famosos son Rivotril, Valium, Xanax, Ativán y Tafil, entre otros. Estos medicamentos tienen efectos psicoactivos (modifican las emociones, pensamientos y conductas), y como el resto de las drogas psicoactivas -como la cocaína, la nicotina o la heroína- provocan dos fenómenos que les hacen muy adictivas: tolerancia (cada vez se necesita más sustancia para alcanzar los mismos efectos) y síndrome de abstinencia (cuando se suspende su uso, el cuerpo y la mente reaccionan adversamente).

Algunas personas comienzan a tomarlos por indicaciones médicas y otros solamente por diversión o para experimentar sus efectos, pues existe la creencia popular de que como son legales y son medicinas, son más seguros que las drogas ilegales. Esto es absolutamente incorrecto si se toman fuera de las indicaciones del médico; en mayores cantidades o por periodos de tiempo más largos.

Los tranquilizantes o benzodiacepinas, aunque es difícil que provoquen una sobredosis por sí mismos, cuando se mezclan con alcohol se convierten en un coctel letal principalmente por dos procesos fisiológicos: El primero, es que ambas sustancias eventualmente terminan en el hígado compitiendo por un “lugar” para metabolizarse, lo cual provoca que tarden más en eliminarse del cuerpo; permanecen más tiempo en la sangre y en concentraciones mayores. Por otro lado, tanto el alcohol como los tranquilizantes inhiben el sistema nervioso central, disminuyendo la frecuencia cardiaca y respiratoria, incrementando el riesgo de un paro cardiaco o respiratorio. Además de que, cuando interaccionan, se potencian; esto significa que sus efectos combinados son mayores que la suma de sus efectos individuales. Esto puede producir complicaciones muy graves, hasta llegar a la muerte.

Es importante que la gente que consume medicamentos de este tipo, esté consciente de los riesgos potenciales de usarlos inadecuadamente o de combinarlos con sustancias como el alcohol, pues los riesgos pueden ser fatales.

Si conoces a alguien que esté abusando de medicamentos de prescripción y crees que necesita ayuda, o simplemente quieres más información al respecto, por favor comunícate a Umbral.

DATOS

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