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Asociación Maayán Hajaim. Ansiedad en adolescentes

Centro Deportivo Israelita, A.C.

Los trastornos de ansiedad constituyen una problemática frecuente entre los adolescentes y jóvenes que se ha incrementado en las últimas décadas, que incluyen las fobias: generalizada, social, especificas y los ataques de pánico.

La pubertad es una etapa muy inestable y por eso, los trastornos de ansiedad aparecen con más frecuencia. Si acabó la infancia, el adolescente empieza a ser presionado por la familia y la sociedad a asumir responsabilidades de la vida adulta, y eso genera miedos en el joven. Influyen varios factores para que se desarrolle este trastorno que muchas veces se suele confundir con un estado pasajero. La historia familiar, los antecedentes genéticos, las características de su entorno (que incluye su ambiente social y sus familiares directos), su personalidad y su estado emocional, sus circunstancias, sus creencias y sus sentimientos, determinarán la aparición o no del trastorno ansioso.

La problemática ansiosa puede estar restringida o ser predominante en situaciones sociales; y las situaciones fóbicas ocasionar conductas de evitación.

Los síntomas que ayudan a detectar los trastornos de ansiedad en los adolescentes son: la inseguridad, el temor, la preocupación y pensamientos negativos. A veces se acompañan de síntomas somáticos: cardiovasculares, taquicardia, hipertensión arterial, sensaciones de falta de aire y dificultades respiratorias, gastrointestinales tales como dolores abdominales, cólicos; sequedad de boca, transpiración profusa, cefaleas y contracturas musculares.

Los trastornos de ansiedad más comunes entre adolescentes (e incluso niños) son:

Trastorno de pánico. Este trastorno produce ataques de pánico como el sentimiento repentino de terror que ataca repentinamente y sin previo aviso. Los síntomas físicos incluyen: dolor de pecho, palpitaciones, falta de aliento, mareos, malestar estomacal, sensaciones de irrealidad y angustia de enfrentar la muerte.

Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Este trastorno se caracteriza por la intrusiva repetición de pensamientos no deseados (obsesiones), y acciones que parecen imposibles de controlar (compulsiones). Los adolescentes pueden llegar a darse cuenta de que sus síntomas no tienen razón de ser y son excesivos, pero los niños más pequeños pueden angustiarse y afligirse con el solo hecho de impedirles sus hábitos convulsivos. El comportamiento compulsivo con frecuencia incluye: contar, arreglar y rearreglar las cosas o lavarse las manos en exceso, entre otros.

Trastorno de Estrés Postraumático. Los síntomas persistentes de este, ocurren después de una experiencia traumática como el haber pasado por un abuso sexual, desastres naturales o violencia extrema. Algunos síntomas son: pesadillas durante el sueño, repentinos recuerdos de imágenes, entorpecimiento de las emociones, depresión, sentimientos de enojo e irritabilidad.

Fobias simples. Los adolescentes presentan fobias a los animales, la oscuridad, las tormentas, la sangre, el ascensor, a quedarse solos en la habitación, subir en avión, ir solos por el pasillo u otras situaciones. La intensidad del miedo varía en función de determinadas circunstancias como la proximidad o lejanía del estímulo ansioso y de las características del mismo. La posibilidad de entrar en contacto con el estímulo fóbico genera en el adolescente una intensa angustia, dando lugar a una serie de estrategias encaminadas precisamente a evitar esa situación. La fobia para serlo tiene que cumplir dos criterios: producir en el adolescente un intenso malestar y suponer una clara limitación para el desarrollo de la vida normal.

Ansiedad por separación. Se trata de una angustia que es desproporcionada a la edad y a la circunstancia y que puede llegar al pánico. El adolescente refiere que no puede separarse de los padres como medida de protección para que no les pase nada malo, desde tener un accidente del tipo que sea a ponerse enfermos. La angustia a la separación se manifiesta también en tristeza, apatía, dificultades de concentración y problemas en la relación con los compañeros, pudiendo incluso presentarse reacciones de tipo agresivo. La ansiedad a la separación es más frecuente en familias que tienen una actitud sobreprotectora hacia los hijos, y que sienten temor ante el proceso de autonomía progresiva del niño que forma parte del desarrollo normal.

Fobia escolar. La fobia escolar consiste en la incapacidad total o parcial del adolescente de acudir al colegio como consecuencia de un miedo irracional a algún aspecto de la situación escolar. La fobia escolar se da a cualquier edad, una vez que comienza el período de escolarización; no obstante, es más frecuente en los niños que en los adolescentes, afectando por igual a ambos sexos y a todas las clases sociales. Tener que asistir al colegio produce en el adolescente una angustia intensa de carácter anticipatorio, por lo que tiende a evitarlo como sea. La crisis de angustia se presenta por las mañanas, justo antes de tener que salir de casa, o la noche anterior, o a lo largo de la tarde de la víspera, incrementándose a partir del anochecer. Las dificultades para ir al colegio, suelen comenzar de forma gradual, con protestas poco intensas y búsqueda de pretextos para no ir, que se siguen de faltas esporádicas a clase que terminan en la más rotunda negativa a entrar incluso en el recinto escolar. Otras veces el comienzo es repentino, y los padres refieren alguna circunstancia que ha actuado como factor precipitante, por ejemplo, un pequeño traumatismo, una enfermedad pasajera, la hospitalización de un miembro de la familia.

Ansiedad generalizada. Los miedos y temores suelen referirse al principio a aspectos poco relevantes de la vida cotidiana, y van adquiriendo un carácter más general con la edad; son miedos que carecen de base real y se prolongan al menos durante seis meses. El adolescente muestra una actitud excesivamente cautelosa y temerosa ante la vida, preocupándose demasiado por los exámenes, las relaciones con los amigos, la posibilidad de sufrir algún tipo de daño u otros acontecimientos futuros.

La sensación de incertidumbre afecta no solo a acontecimientos de la vida presente, sino también a sucesos de la vida pasada a los que el paciente da vueltas una y otra vez temeroso de sus consecuencias. Son frecuentes también las quejas psicosomáticas: cefaleas, dolores abdominales, náuseas, vértigo, disnea, opresión torácica, obstrucción en la garganta y trastornos del sueño.
Fobia social. El adolescente experimenta miedo, vergüenza, sentido del ridículo y, en ocasiones, ataques de pánico por el mero hecho de tener que ir a una celebración, hablar en público o con desconocidos, hablar en grupo, tratar con el jefe de estudios o el director del colegio, etcétera. Los adolescentes con fobia social temen hacer el ridículo, piensan que los demás les consideran poco atractivos e inteligentes, y que nada de lo que digan u opinen tendrá interés para quienes les escuchan.

Estos trastornos son difíciles de reconocer con frecuencia, y muchos de los que los sufren se avergüenzan y no piden ayuda o ignoran la realidad de que estos pueden ser tratados efectivamente. Por ello, es importante que la familia esté al tanto de todo el proceso de cambio por el que pasa su hijo adolescente.

Datos:

En Maayán Hajaim contamos con psicólogos y psiquiatras línea telefónica de apoyo 5292-5131, área de acompañamiento emocional y Rabinos. Para tu desarrollo personal, también contamos con cursos, talleres y grupos de apoyo.

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